El proyecto CLARA responde a un contexto en que la crisis migratoria y la llegada de numerosas personas extranjeras a las ciudades europeas han ocasionado un repunte de los discursos racistas, xenófobos y de odio. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en la presentación de su informe (marzo 2018) “Más de dos tercios de los parlamentos nacionales en los países de la UE incluyen ahora partidos políticos con posturas extremas contra inmigrantes y, en algunos casos, contra musulmanes y otras comunidades minoritarias.
En España, tras la acogida humanitaria de los inmigrantes del AQUARIUS y el incremento de las llegadas por la ruta del Mediterráneo Occidental (por la mayor presión sobre otras rutas), los recursos de acogida (ya saturados de por sí) resultan insuficientes. Las principales ciudades
españolas comienzan a verse duramente cuestionadas en lo que a recursos y procedimientos de integración se refiere. Las ciudades son un escenario privilegiado de la diversidad y deben ser un modelo de convivencia pacífica, sin embargo, también pueden convertirse en el caldo de cultivo para la intransigencia y todo tipo de manifestaciones que promueven la discriminación y el llamado racismo de baja intensidad (por ejemplo, a través de la difusión de falsos bulos sobre determinados colectivos o manifestaciones públicas de estereotipos y perjuicios), que derivan en conflictos y violencia.
En este ámbito, las policías locales (de proximidad, comunitarias o municipales) son un elemento clave a la hora no solo de perseguir los delitos de odio, sino lo que es aún más importante detectar con suficiente anticipación, prevenir y mediar en los mismos. Pero para poder cumplir este papel la policía municipal debe estar sensibilizada y tener una formación adecuada para poder desarrollar este rol, así como contar con herramientas que apoyen este trabajo.
Así, el proyecto CLARA responde a esa necesidad de formación. Su objetivo principal es mejorar las capacidades de las autoridades locales, policías municipales y comunidades para prevenir, identificar y luchar contra los incidentes racistas y xenófobos, los discursos y delitos de odio, que amenazan la convivencia pacífica en las ciudades, a través de comunidades locales de aprendizaje (CLAPs) complementadas por un modelo de seguimiento y apoyo a víctimas de estos delitos, incorporando lecciones aprendidas de otras experiencias locales europeas y transfiriendo los productos y resultados generados.